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Herramientas tecnológicas
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Tecnología ::
CAD/CAM
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Tecnología,
término general que se aplica al proceso a través
del cual los seres humanos diseñan herramientas y máquinas
para incrementar su control y su comprensión del entorno
material. El término proviene de las palabras griegas tecné,
que significa 'arte' u 'oficio', y logos, 'conocimiento' o 'ciencia',
área de estudio; por tanto, la tecnología es el
estudio o ciencia de los oficios.
Algunos historiadores
científicos argumentan que la tecnología no es sólo
una condición esencial para la civilización avanzada
y muchas veces industrial, sino que también la velocidad
del cambio tecnológico ha desarrollado su propio ímpetu
en los últimos siglos. Las innovaciones parecen surgir
a un ritmo que se incrementa en progresión geométrica,
sin tener en cuenta los límites geográficos ni los
sistemas políticos. Estas innovaciones tienden a transformar
los sistemas de cultura tradicionales, produciéndose con
frecuencia consecuencias sociales inesperadas. Por ello, la tecnología
debe concebirse como un proceso creativo y destructivo a la vez.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Los significados de los términos ciencia y tecnología
han variado significativamente de una generación a otra.
Sin embargo, se encuentran más similitudes que diferencias
entre ambos términos.
Tanto la ciencia
como la tecnología implican un proceso intelectual, ambas
se refieren a relaciones causales dentro del mundo material y
emplean una metodología experimental que tiene como resultado
demostraciones empíricas que pueden verificarse mediante
repetición. La ciencia, al menos en teoría, está
menos relacionada con el sentido práctico de sus resultados
y se refiere más al desarrollo de leyes generales; pero
la ciencia práctica y la tecnología están
inextricablemente relacionadas entre sí. La interacción
variable de las dos puede observarse en el desarrollo histórico
de algunos sectores.
En realidad,
el concepto de que la ciencia proporciona las ideas para las innovaciones
tecnológicas, y que la investigación pura, por tanto,
es fundamental para cualquier avance significativo de la civilización
industrial tiene mucho de mito. La mayoría de los grandes
cambios de la civilización industrial no tuvieron su origen
en los laboratorios. Las herramientas y los procesos fundamentales
en los campos de la mecánica, la química, la astronomía,
la metalurgia y la hidráulica fueron desarrollados antes
de que se descubrieran las leyes que los gobernaban. Por ejemplo,
la máquina de vapor era de uso común antes de que
la ciencia de la termodinámica dilucidara los principios
físicos que sostenían sus operaciones. Sin embargo,
algunas actividades tecnológicas modernas, como la astronáutica
y la energía nuclear, dependen de la ciencia.
En los últimos
años se ha desarrollado una distinción radical entre
ciencia y tecnología. Con frecuencia los avances científicos
soportan una fuerte oposición, pero en los últimos
tiempos muchas personas han llegado a temer más a la tecnología
que a la ciencia. Para estas personas, la ciencia puede percibirse
como una fuente objetiva y serena de las leyes eternas de la naturaleza,
mientras que estiman que las manifestaciones de la tecnología
son algo fuera de control (véase los apartados de este
artículo Logros y beneficios tecnológicos, y Efectos
de la tecnología).
LA
TECNOLOGÍA EN LA ANTIGÜEDAD Y EN LA EDAD MEDIA
La tecnología
ha sido un proceso acumulativo clave en la experiencia humana.
Es posible que esto se comprenda mejor en un contexto histórico
que traza la evolución de los primeros seres humanos, desde
un periodo de herramientas muy simples a las redes complejas a
gran escala que influyen en la mayor parte de la vida humana contemporánea.
Con el fin de mantener la sencillez del siguiente resumen, se
tratan con mayor detalle los desarrollos del mundo industrializado,
pero también se incluyen algunos desarrollos de otras culturas.
La tecnología primitiva
Los artefactos humanos más antiguos que se conocen son
las hachas manuales de piedra encontradas en África, en
el este de Asia y en Europa. Datan, aproximadamente, del 250.000
a.C., y sirven para definir el comienzo de la edad de piedra.
Los primeros fabricantes de herramientas fueron grupos nómadas
de cazadores que usaban las caras afiladas de la piedra para cortar
su comida y fabricar ropa y tiendas. Alrededor del 100.000 a.C.,
las cuevas de los ancestros homínidos de los hombres modernos
(véase Evolución humana) contenían hachas
ovaladas, rascadores, cuchillos y otros instrumentos de piedra
que indicaban que el hacha de mano original se había convertido
en una herramienta para fabricar otras herramientas. Muchos miembros
del reino animal utilizan herramientas, pero esta capacidad para
crear herramientas que, a su vez, sirvan para fabricar otras distingue
a la especie humana del resto de los seres vivos.
El siguiente
gran paso de la tecnología fue el control del fuego. Golpeando
piedras contra piritas para producir chispas es posible encender
fuego y liberarse de la necesidad de mantener los fuegos obtenidos
de fuentes naturales. Además de los beneficios obvios de
la luz y el calor, el fuego también se usó para
cocer cacharros de arcilla, fabricando recipientes resistentes
que podían utilizarse para cocinar cereales y para la infusión
y la fermentación.
La tecnología
primitiva no estaba centrada solamente en las herramientas prácticas.
Se pulverizaron minerales de color para obtener pigmentos, que
se aplicaban al cuerpo humano, a utensilios de arcilla, a cestas,
ropa y otros objetos. En su búsqueda de pigmentos, las
gentes de la antigüedad descubrieron el mineral verde llamado
malaquita y el mineral azul denominado azurita. Cuando se golpeaban
estas menas, ricas en cobre, no se convertían en polvo,
sino que se doblaban; se podían pulir, pero no partir.
Por estas cualidades, el cobre en trozos pequeños se introdujo
muy pronto en la joyería.
Estos pueblos
también aprendieron que, si este material era forjado repetidamente
y puesto al fuego, no se partía ni se agrietaba. Este proceso
de eliminación de tensiones del metal, llamado recocido,
fue introducido por las civilizaciones de la edad de piedra, sobre
todo cuando hacia el año 3000 a.C. se descubrió
también que la aleación de estaño y cobre
producía bronce (véase Edad del bronce). El bronce
no es sólo más maleable que el cobre, sino que también
proporciona una mejor arista, una cualidad necesaria para objetos
como hoces y espadas.
Aunque había
depósitos de cobre en Siria y Turquía, en las cabeceras
de los ríos Tigris y Éufrates, los mayores depósitos
de cobre del mundo antiguo se encontraron en la isla de Creta.
Con el desarrollo de barcos capaces de navegar para llegar a este
recurso extremadamente valioso, Knósos (en Creta) se convirtió
en un rico centro minero durante la edad del bronce.
Desarrollo de la agricultura
Cuando llegó la edad del bronce, las distintas sociedades
distribuidas por cada continente habían conseguido ya varios
avances tecnológicos. Se desarrollaron arpones con púas,
el arco y las flechas, las lámparas de aceite animal y
las agujas de hueso para fabricar recipientes y ropa. También
se embarcaron en una revolución cultural mayor, el cambio
de la caza y la recolección nómada a la práctica
sedentaria de la agricultura.
Las
primeras comunidades agrícolas surgieron al final de la
glaciación más reciente (hacia el año 10.000
a.C.). Sus huellas pueden encontrarse en áreas muy lejanas
entre sí, desde el sureste de Asia hasta México.
Las más famosas se dieron en Mesopotamia (el Irak actual)
en los valles de las riberas fértiles y templadas del Tigris
y el Éufrates. El suelo de estas fértiles laderas
se trabajaba con facilidad para plantar, y contaba con un gran
número de árboles para obtener leña.
Hacia el año 5000 a.C., las comunidades agrícolas
se establecieron en muchas partes del mundo, incluidas las áreas
conocidas hoy como Siria, Turquía, Líbano, Israel,
Jordania, Grecia, y las islas de Creta y Chipre. Las sociedades
agrícolas construyeron en estos lugares edificaciones de
piedra, usaron la hoz para cosechar los cereales, desarrollaron
un arado primitivo y mejoraron sus técnicas en el trabajo
con metales. También comenzó el comercio de piedras.
Hacia el 4000 a.C., la agricultura se extendió desde estos
centros hacia el Oeste al río Danubio en Europa central,
hacia el Sur a las costas del Mediterráneo de África
(incluido el río Nilo), y hacia el Este hasta el valle
del Indo.
El desarrollo
de la cuenca del Nilo aportó otros avances tecnológicos.
En ese valle, el río se inunda al comienzo de la primavera.
Tuvo que desarrollarse un sistema de irrigación y canales
para regar los cultivos durante las estaciones de cosecha, cuando
la lluvia es insuficiente. La propiedad de la tierra tenía
que determinarse cada año mediante un sistema de medición,
ya que los marcadores de la propiedad se perdían con frecuencia
con las inundaciones. Los valles del Tigris y el Éufrates
presentaban otros problemas tecnológicos. Las inundaciones
se producían después de la estación de cosecha,
por lo que era necesario aprender la técnica de construir
diques y barreras para las inundaciones.
Otros
descubrimientos primitivos
Para ayudar al transporte eficiente de minerales para la creciente
industria del cobre se construyeron carros de dos ruedas (la rueda
más antigua databa aproximadamente del año 3500
a.C. en Mesopotamia). Sin embargo, los medios de transporte más
utilizados fueron los barcos de juncos y las balsas de madera,
que surgieron primero en Mesopotamia y Egipto. Un resultado importante
del mercado de la cerámica, los metales y las materias
primas fue la creación de una marca o sello, que se usaba
para identificar a los creadores o propietarios particulares.
La tecnología
también comenzó a manifestar otro de sus efectos,
una alteración mayor del entorno por la introducción
de nuevas prácticas: por ejemplo, la demanda de leña
condujo a la deforestación, y el pastoreo excesivo de ovejas
y de ganado vacuno provocó que crecieran menos árboles
nuevos en las tierras pobres de la región. Así,
la doma de animales, la agricultura de monocultivo, la deforestación
y las inundaciones periódicas llevaron a la aparición
gradual de áreas desérticas.
El desarrollo de las ciudades
Después del año 4000 a.C. apareció una de
las creaciones más complejas de la humanidad: la ciudad.
Desde este punto de vista, la tecnología no puede describirse
sólo en términos de herramientas simples, avances
agrícolas y procesos técnicos como la metalurgia,
ya que la ciudad es en sí misma un sistema tecnológico.
Éste es un hecho evidente en los primeros símbolos
escritos que se usaron para representar una ciudad: un círculo
con redes de líneas que indicaban los primeros sistemas
de transporte y comunicaciones.
La
aparición de la ciudad hizo posible un excedente de alimentos
y una abundancia de riqueza material que posibilitó la
construcción de templos, tumbas y amurallamientos. La acumulación
de metales preciosos, la construcción de murallas defensivas,
y el control de los ejércitos y los sacerdotes aseguraron
la ascendencia del rey, al que puede denominarse el primer tecnólogo
urbano.
Los zigurats de Mesopotamia y las pirámides de Egipto o
México simbolizan el poder organizativo y la magnitud tecnológica
de los primeros asentamientos urbanos.
La construcción
de estas edificaciones y monumentos enormes, el crecimiento del
mercado de los productos de metal y el desarrollo de los recursos
acuíferos también llevó a una normalización
de los sistemas de medida. En Mesopotamia, el codo se convirtió
en el patrón de longitud. El tiempo se medía en
Egipto con un calendario que dividía el ciclo anual de
estaciones en meses y días (véase Arqueoastronomía).
El crecimiento
de las ciudades también estimuló una necesidad mayor
de escribir. Los egipcios mejoraron la tabla de arcilla, que era
difícil de manejar, con la fabricación de un material
similar al papel sobre el cual escribían con jeroglíficos.
Este material se fabricaba utilizando la planta del papiro. Además,
la ciudad provocó una nueva división del trabajo:
el sistema de castas. Esta estructura proporcionaba seguridad,
estatus social y ocio a la clase intelectual de los escribas,
médicos, profesores, ingenieros, magos y adivinadores.
Sin embargo, el ejército contaba con los mayores recursos.
El
auge del ejército
Las primeras
ciudades fueron también construidas dentro de murallas
para defenderse; estaban organizadas para la batalla y la conquista.
Los centros urbanos de Ur, Nippur, Uruk, Tebas, Heliópolis,
Assur, Nínive y Babilonia fueron arsenales de armamento
destructivo. El objetivo de una fuerza militar era devastar la
ciudad de su enemigo. Ur, en Sumeria, no fue sólo una de
las primeras grandes ciudades en alzarse (hacia el 4000 a.C.),
sino que también fue una de las primeras destruidas (aproximadamente
en el 2000 a.C.). De modo similar, en el valle del Indo, la gran
ciudad de Mohenjo-Daro fue fundada sobre el 2500 a.C. y destruida
hacia el 1700 a.C. por los ejércitos de carros del norte.
El mismo ejemplo se repitió en Perú y en Ecuador
hacia el año 1000 a.C. y más tarde en México
y Centroamérica.
La tecnología
militar del mundo antiguo de desarrolló en tres fases inconexas.
En la primera fase, surgió la infantería con sus
cascos de piel o de cobre, arcos, lanzas, escudos y espadas. A
esta fase le siguió el desarrollo de los carros, que al
principio fueron vehículos pesados para el uso de los comandantes.
La inclusión posterior de radios en las ruedas para aligerarlas,
y un bocado y una brida para el caballo, hizo del carro una máquina
de guerra ligera que podía aventajar a la infantería
enemiga. La tercera fase se centró en el incremento de
la movilidad y la velocidad de la caballería. Los asirios,
con su conocimiento del armamento de hierro y sus espléndidos
jinetes, dominaron la mayoría del mundo civilizado entre
el 1200 y el 612 a.C.
Con la introducción
del estribo en Asia, aproximadamente en el siglo II a.C., los
jinetes eran capaces de obtener mejor estabilidad en la lucha
con espada, e hicieron que los carros de guerra quedaran obsoletos.
Las unidades de caballería de ataque rápido, que
se observaron primero en Egipto y Persia, se convirtieron en las
principales fuerzas militares. Con su aparición surgió
la necesidad de mejores transportes y sistemas de comunicación.
Los persas fueron los primeros en desarrollar una red de carreteras
y estaciones de parada para recorrer su vasto imperio, que se
extendía desde el Punjab al mar Mediterráneo.
Tecnología griega y romana
El Imperio
persa de Ciro II el Grande fue derrotado y sucedido por el imperio
creado por Alejandro Magno (véase Periodo helenístico).
Los griegos fueron los primeros en convertirse en una potencia,
a través de sus conocimientos en astilleros y comercio,
y mediante su colonización de las costas del Mediterráneo.
La derrota de los persas se debió en parte al poder naval
griego.
Los persas
y los griegos también introdujeron una nueva casta dentro
de la división del trabajo: la esclavitud. Durante la edad
de oro griega, su civilización dependía de los esclavos
en todo lo concerniente al trabajo manual. La mayoría de
los sabios estaban de acuerdo en que en las sociedades donde se
practicaba la esclavitud los problemas de la productividad se
resolvían mediante el incremento del número de trabajadores,
antes que por los métodos nuevos de producción o
nuevas fuentes energéticas. Debido a esto, los conocimientos
teóricos y la enseñanza en Grecia (y posteriormente
en Roma) estuvieron muy alejados del trabajo físico y de
la fabricación.
Esto no quiere
decir que los griegos no desarrollaran nuevas ideas tecnológicas.
Arquímedes, Herón de Alejandría, Ctesías
y Tolomeo escribieron sobre los principios de sifones, poleas,
palancas, manivelas, bombas contra incendios, ruedas dentadas,
válvulas y turbinas. Algunas contribuciones prácticas
importantes de los griegos fueron el reloj de agua de Ctesías,
la dioptra (un instrumento de topografía) de Herón
de Alejandría y el tornillo hidráulico de Arquímedes.
Del mismo modo, Tales de Mileto mejoró la navegación
al introducir métodos de triangulación y Anaximandro
dio forma al primer mapa del mundo. No obstante, los avances tecnológicos
de los griegos no fueron a la par con sus contribuciones al conocimiento
teórico.
El Imperio
romano que conquistó y sucedió al de los griegos
fue similar en este aspecto. Los romanos, sin embargo, fueron
grandes tecnólogos en cuanto a la organización y
la construcción. Establecieron una civilización
urbana que disfrutó del primer periodo largo de paz en
la historia de la humanidad. El primer gran cambio que se produjo
en este periodo fue en la ingeniería con la construcción
de enormes sistemas de obras públicas. Con el uso de cemento
resistente al agua y el principio del arco, los ingenieros romanos
construyeron 70.800 km de carreteras a través de su vasto
imperio. También construyeron numerosos circos, baños
públicos y cientos de acueductos, alcantarillas y puentes;
asimismo fueron responsables de la introducción del molino
de agua y del posterior diseño de ruedas hidráulicas
con empuje superior e inferior, que se usaron para moler grano,
aserrar madera y cortar mármol. En el ámbito militar,
los romanos avanzaron tecnológicamente con la mejora de
armas, como la jabalina y la catapulta (véase Artillería).
La edad media
El periodo
histórico transcurrido entre la caída de Roma y
el renacimiento (aproximadamente del 400 al 1500) se conoce como
edad media. En contra de la creencia popular, se produjeron grandes
avances tecnológicos en este periodo. Además, las
culturas bizantina e islámica que prosperaron en esta época,
tuvieron una importante actividad en las áreas de la filosofía
natural, el arte, la literatura, la religión, y en particular
la cultura islámica aportó numerosas contribuciones
científicas, que tendrían gran importancia en el
renacimiento europeo. La sociedad medieval se adaptaba fácilmente,
y estaba dispuesta a adquirir nuevas ideas y nuevos métodos
de producción a partir de cualquier fuente, viniera de
las culturas del islam y Bizancio, China, o de los lejanos vikingos.
La guerra y la agricultura
En el área
de la guerra, se mejoró la caballería como arma
militar, con la invención de la lanza y la silla de montar
hacia el siglo IV; se desarrolló también la armadura
más pesada, la cría de caballos más grandes
y la construcción de castillos. La introducción
de la ballesta, y más tarde de la técnica de la
pólvora desde China, llevó a la fabricación
de pistolas, cañones y morteros (a través del desarrollo
de la cámara de explosión), reduciendo de este modo
la efectividad de los escudos pesados y de las fortificaciones
de piedra.
Una de las
máquinas más importantes de la época medieval
fue el molino, que no sólo incrementó la cantidad
de grano molido y de madera aserrada, sino que también
favoreció la formación de molineros expertos en
manivelas compuestas, levas y otras técnicas de movimiento
de máquinas y combinación de sus partes con otros
dispositivos. La rueda de hilado, que se introdujo desde la India
en el siglo XIII o XIV, mejoró la producción de
hilo y la costura de la ropa y se convirtió en una máquina
común en el hogar. El hogar, en sí mismo, también
se transformó con la inclusión de una chimenea,
que ahorraba la madera cada vez más escasa debido a la
expansión agrícola. Hacia el año 1000, los
excedentes agrícolas, debidos a varias mejoras en el arado,
llevaron a un incremento del comercio y al crecimiento de las
ciudades. En éstas se desarrollaron las innovaciones arquitectónicas
de muchos reinos, para culminar en grandiosas catedrales góticas
de altos muros, posibles gracias a los arbotantes.
El transporte
Las innovaciones
en el transporte durante la edad media ampliaron la difusión
de la tecnología a través de grandes áreas.
Algunos elementos como la herradura, el árbol de varas
(para enjaezar de forma efectiva los caballos a los carros) y
el coche de caballos aceleraron el transporte de personas y mercancías.
Se produjeron también cambios importantes en la tecnología
marina. El desarrollo de la quilla, la vela latina triangular
para una mayor maniobrabilidad, y de la brújula magnética
(en el siglo XIII) hicieron de los barcos veleros las máquinas
más complejas de la época. El príncipe Enrique
de Portugal creó una escuela para enseñar a los
navegantes cómo usar correctamente estas máquinas.
Quizás los estudiantes del príncipe Enrique hicieron
más de lo que habían hecho las teorías astronómicas
de Copérnico, al cambiar la percepción que tenía
la humanidad del mundo (véase Navegación).
Otros inventos importantes
Otros dos inventos medievales, el reloj y la imprenta, tuvieron
gran influencia en todos los aspectos de la vida humana. La invención
de un reloj con péndulo en 1286 hizo posible que la gente
no siguiera viviendo en un mundo estructurado diariamente por
el curso del Sol, y cada año por el cambio de estaciones.
El reloj fue además una ayuda inmensa para la navegación,
y la medida precisa del tiempo fue esencial para el desarrollo
de la ciencia moderna.
La invención
de la imprenta, a su vez, provocó una revolución
social que no se ha detenido todavía. Los chinos habían
desarrollado tanto el papel como la imprenta antes del siglo II
d.C., pero esas innovaciones no alcanzaron demasiada expansión
en el mundo occidental hasta mucho más tarde. El pionero
de la imprenta, el alemán Johann Gutenberg, solucionó
el problema del moldeo de tipos móviles en el año
1450. Una vez desarrollada, la imprenta se difundió rápidamente
y comenzó a reemplazar a los textos manuscritos. De este
modo, la vida intelectual no continuó siendo dominio de
la Iglesia y el Estado, y la lectura y la escritura se convirtieron
en necesidades de la existencia urbana.
LA
TECNOLOGÍA EN LA EDAD MODERNA
Al final de
la edad media, los sistemas tecnológicos denominados ciudades
hacía mucho que eran la característica principal
de la vida occidental. En 1600, Londres y Amsterdam tenían
poblaciones superiores a 100.000 habitantes, y París duplicaba
esa cantidad. Además, los alemanes, los ingleses, los españoles
y los franceses comenzaron a desarrollar imperios mundiales. A
principios del siglo XVIII, los recursos de capital y los sistemas
bancarios estaban lo suficientemente bien establecidos en Gran
Bretaña como para iniciar la inversión en las técnicas
de producción en serie que satisfarían algunas de
esas aspiraciones de la clase media.
La Revolución Industrial
La Revolución Industrial comenzó en Inglaterra porque
este país tenía los medios técnicos precisos,
un fuerte apoyo institucional y una red comercial amplia y variada.
Los cambios económicos, incluida una mayor distribución
de la riqueza y un aumento del poder de la clase media, la pérdida
de importancia de la tierra como fuente fundamental de riqueza
y poder, y los negocios oportunistas, contribuyeron a que la Revolución
Industrial comenzara en Gran Bretaña. Las primeras fábricas
aparecieron en 1740, concentrándose en la producción
textil (véase Sistema industrial). En esa época,
la mayoría de los ingleses usaban prendas de lana, pero
en 100 años las prendas de lana ásperas se vieron
desplazadas por el algodón, especialmente tras la invención
de la desmotadora de algodón del estadounidense Eli Whitney
en 1793. Algunas inventos británicos, como la cardadora
y las máquinas de lanzadera volante de John Kay, la máquina
de hilar algodón de James Hargreaves y las mejoras en los
telares realizadas por Samuel Cromptom fueron integrados con una
nueva fuente de potencia: la máquina de vapor, desarrollada
en Gran Bretaña por Thomas Newcomen, James Watt y Richard
Trevithick, y en Estados Unidos por Oliver Evans. En un periodo
de 35 años, desde la década de 1790 hasta la de
1830, se pusieron en marcha en las islas Británicas más
de 100.000 telares mecánicos.
Una de las innovaciones más importantes en el proceso de
telares fue introducida en Francia en 1801 por Joseph Jacquard.
Su telar usaba tarjetas con perforaciones para determinar la ubicación
del hilo en la urdimbre. El uso de las tarjetas perforadas inspiró
al matemático Charles Babbage para intentar diseñar
una máquina calculadora basada en el mismo principio. A
pesar de que la máquina no se convirtió nunca en
realidad, presagiaba la gran revolución de las computadoras
de la última parte del siglo XX.
Nuevas
prácticas laborales
La Revolución
Industrial condujo a un nuevo modelo de división del trabajo,
creando la fábrica moderna, una red tecnológica
cuyos trabajadores no necesitan ser artesanos y no tienen que
poseer conocimientos específicos. Por ello, la fábrica
introdujo un proceso de remuneración impersonal basado
en un sistema de salarios. Como resultado de los riesgos financieros
asumidos por los sistemas económicos que acompañaban
a los desarrollos industriales, la fábrica condujo también
a los trabajadores a la amenaza constante del despido.
El sistema
de fábricas triunfó después de una gran resistencia
por parte de los gremios ingleses y de los artesanos, que veían
con claridad la amenaza sobre sus ingresos y forma de vida. En
la fabricación de mosquetes, por ejemplo, los armeros lucharon
contra el uso de partes intercambiables y la producción
en serie de rifles. Sin embargo, el sistema de fábricas
se convirtió en una institución básica de
la tecnología moderna, y el trabajo de hombres, mujeres
y niños se convirtió en otra mera mercancía
dentro del proceso productivo. El montaje final de un producto
(ya sea una segadora mecánica o una máquina de coser)
no es el trabajo de una persona, sino el resultado de un sistema
integrado y colectivo. Esta división del trabajo en operaciones,
que cada vez se especificaba más, llegó a ser la
característica determinante del trabajo en la nueva sociedad
industrial, con todas las horas de tedio que esto supone.
Aceleración de las innovaciones
Al aumentar
la productividad agrícola y desarrollarse la ciencia médica,
la sociedad occidental llegó a tener gran fe en lo positivo
del cambio tecnológico, a pesar de sus aspectos menos agradables.
Algunas realizaciones de ingeniería como la construcción
del canal de Suez, el canal de Panamá y la torre Eiffel
(1889) produjeron orgullo y, en gran medida, asombro. El telégrafo
y el ferrocarril interconectaron la mayoría de las grandes
ciudades. A finales del siglo XIX, la bombilla (foco) inventada
por Thomas Alva Edison comenzó a reemplazar a las velas
y las lámparas. En treinta años todas las naciones
industrializadas generaban potencia eléctrica para el alumbrado
y otros sistemas.
Algunos inventos
del siglo XIX y XX, como el teléfono, la radio, el automóvil
con motor y el aeroplano sirvieron no sólo para mejorar
la vida, sino también para aumentar el respeto universal
que la sociedad en general sentía por la tecnología.
Con el desarrollo de la producción en serie con cadenas
de montaje para los automóviles y para aparatos domésticos,
y la invención aparentemente ilimitada de más máquinas
para todo tipo de tareas, la aceptación de las innovaciones
por parte de los países más avanzados, sobre todo
en Estados Unidos, se convirtió no sólo en un hecho
de la vida diaria, sino en un modo de vida en sí mismo.
Las sociedades industriales se transformaron con rapidez gracias
al incremento de la movilidad, la comunicación rápida
y a una avalancha de información disponible en los medios
de comunicación.
La I Guerra
Mundial y la Gran Depresión forzaron un reajuste de esta
rápida explosión tecnológica. El desarrollo
de los submarinos, armas, acorazados y armamento químico
hizo ver más claramente la cara destructiva del cambio
tecnológico. Además, la tasa de desempleados en
todo el mundo y los desastres provocados por las instituciones
capitalistas en la década de 1930 suscitaron en algunos
sectores la crítica más enérgica sobre los
beneficios que resultaban del progreso tecnológico.
Con la II
Guerra Mundial llegó el desarrollo del arma que desde entonces
constituye una amenaza general para la vida sobre el planeta:
la bomba atómica. El gran programa para fabricar las primeras
bombas atómicas durante la guerra, el Proyecto Manhattan,
fue el esfuerzo tecnológico más grande y más
caro de la historia hasta la fecha. Este programa abrió
una época no sólo de armamento de destrucción
en masa, sino también de ciencia de alto nivel, con proyectos
tecnológicos a gran escala, que a menudo financiaban los
gobiernos y se dirigían desde importantes laboratorios
científicos. Una tecnología más pacífica
surgida de la II Guerra Mundial (el desarrollo de las computadoras,
transistores, electrónica y las tendencias hacia la miniaturización)
tuvo un efecto mayor sobre la sociedad (véase Microprocesador).
Las enormes posibilidades que se ofrecían se fueron convirtiendo
rápidamente en realidad; esto trajo consigo la sustitución
de la mano de obra por sistemas automatizados y los cambios rápidos
y radicales en los métodos y prácticas de trabajo.
Logros y beneficios tecnológicos
Dejando a un lado los efectos negativos, la tecnología
hizo que las personas ganaran en control sobre la naturaleza y
construyeran una existencia civilizada. Gracias a ello, incrementaron
la producción de bienes materiales y de servicios y redujeron
la cantidad de trabajo necesario para fabricar una gran serie
de cosas. En el mundo industrial avanzado, las máquinas
realizan la mayoría del trabajo en la agricultura y en
muchas industrias, y los trabajadores producen más bienes
que hace un siglo con menos horas de trabajo. Una buena parte
de la población de los países industrializados tiene
un mejor nivel de vida (mejor alimentación, vestimenta,
alojamiento y una variedad de aparatos para el uso doméstico
y el ocio). En la actualidad, muchas personas viven más
y de forma más sana como resultado de la tecnología.
En el siglo
XX los logros tecnológicos fueron insuperables, con un
ritmo de desarrollo mucho mayor que en periodos anteriores. La
invención del automóvil, la radio, la televisión
y teléfono revolucionó el modo de vida y de trabajo
de muchos millones de personas. Las dos áreas de mayor
avance han sido la tecnología médica, que ha proporcionado
los medios para diagnosticar y vencer muchas enfermedades mortales,
y la exploración del espacio (véase Astronáutica),
donde se ha producido el logro tecnológico más espectacular
del siglo: por primera vez los hombres consiguieron abandonar
y regresar a la biosfera terrestre.
Efectos de la tecnología
El balance
de la automatización El avance tecnológico tiene
efectos positivos y negativos en la sociedad. Por ejemplo, los
progresos de automatización han mejorado la eficiencia
productiva y el control de calidad, y han disminuido los riesgos
de accidentes laborales. Sin embargo, también han desaparecido
muchos puestos de trabajo, dejando a los trabajadores sin empleo
o con la necesidad de adaptarse a las nuevas tecnologías.Tom
McHugh/Photo Researchers, Inc.
Ampliar
Durante las últimas décadas, algunos observadores
han comenzado a advertir sobre algunos resultados de la tecnología
que también poseen aspectos destructivos y perjudiciales.
De la década de 1970 a la de 1980, el número de
estos resultados negativos ha aumentado y sus problemas han alcanzado
difusión pública. Los observadores señalaron,
entre otros peligros, que los tubos de escape de los automóviles
estaban contaminando la atmósfera, que los recursos mundiales
se estaban usando por encima de sus posibilidades, que pesticidas
como el DDT amenazaban la cadena alimenticia, y que los residuos
minerales de una gran variedad de recursos industriales estaban
contaminando las reservas de agua subterránea. En las últimas
décadas, se argumenta que el medio ambiente ha sido tan
dañado por los procesos tecnológicos que uno de
los mayores desafíos de la sociedad moderna es la búsqueda
de lugares para almacenar la gran cantidad de residuos que se
producen. Véase Lluvia ácida; Contaminación
atmosférica; Conservación; Ecología; Capa
de ozono; Lluvia radiactiva. Los problemas originados por la tecnología
son la consecuencia de la incapacidad de predecir o valorar sus
posibles consecuencias negativas. Se seguirán sopesando
las ventajas y las desventajas de la tecnología, mientras
se aprovechan sus resultados.
Alternativas
propuestas
El concepto
denominado tecnología apropiada, conveniente o intermedia
se acepta como alternativa a los problemas tecnológicos
de las naciones industrializadas y, lo que es más importante,
como solución al problema del desequilibrio social provocado
por la transferencia de tecnologías avanzadas a países
en vías de desarrollo. Se dice que el carácter arrollador
de la tecnología moderna amenaza a ciertos valores, como
la calidad de vida, la libertad de elección, el sentido
humano de la medida y la igualdad de oportunidades ante la justicia
y la creatividad individual. Los defensores de este punto de vista
proponen un sistema de valores en el que las personas reconozcan
que los recursos de la Tierra son limitados y que la vida humana
debe reestructurarse alrededor del compromiso de controlar el
crecimiento de la industria, el tamaño de las ciudades
y el uso de la energía. La restauración y la renovación
de los recursos naturales son los principales objetivos tecnológicos.
Además
se ha argumentado que, como la sociedad moderna ya no vive en
la época industrial del siglo XIX y principios del XX (y
que la sociedad postindustrial es ya una realidad), las redes
complejas posibles gracias a la electrónica avanzada harán
obsoletas las instituciones de los gobiernos nacionalistas, las
corporaciones multinacionales y las ciudades superpobladas.
La tecnología
ha sido siempre un medio importante para crear entornos físicos
y humanos nuevos. Sólo durante el siglo XX se hizo necesario
preguntar si la tecnología destruiría total o parcialmente
la civilización creada por el ser humano.
Perspectivas
A
lo largo del siglo XX la tecnología se extendió
desde Europa y Estados Unidos a otras naciones importantes como
Japón y la antigua Unión Soviética, pero
en ningún caso lo hizo a todos los países del mundo.
Muchos de los países de los denominados en vías
de desarrollo no han experimentado nunca el sistema de fábricas
ni otras instituciones de la industrialización, y muchos
millones de personas sólo disponen de la tecnología
más básica. La introducción de la tecnología
occidental ha llevado a menudo a una dependencia demasiado grande
de los productos occidentales. Para la población de los
países en vías de desarrollo que depende de la agricultura
de subsistencia tiene poca relevancia este tipo de tecnologías.
En los últimos años, grupos de ayuda occidentales
han intentado desarrollar tecnologías apropiadas, usando
las técnicas y materiales de los pueblos indígenas.
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