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Mobiliario
Mobiliario
es el término genérico para objetos movibles que
soportan el cuerpo humano, permiten guardar objetos o sostienen
cosas horizontalmente sobre el nivel del suelo. Estos se ubican
en espacios interiores y buscan proveer de un ambiente adecuado
para desarrollo de la actividad humana.
MATERIALES
Y DISEÑO
Históricamente, el material más utilizado para fabricar
muebles es la madera, aunque también se utilizan otros,
como el metal y la piedra. El diseño del mobiliario siempre
ha reflejado el estilo propio de cada época, desde la antigüedad
hasta nuestros días. Aunque la mayoría de los periodos
se identificaban con un solo estilo, en el diseño actual
están presentes una amplia gama de ellos, desde los más
antiguos hasta los más modernos.
Los requisitos básicos del diseño de muebles son
complejos. La apariencia siempre ha sido tan importante como la
funcionalidad y la tendencia general ha sido diseñar el
mobiliario como complemento de los interiores arquitectónicos.
Algunas formas han sido concebidas a partir de la arquitectura,
con pies en forma de columnas, mientras que otras cuentan con
soportes zoomorfos. Los diseños pueden ser sencillos o
muy elaborados, dependiendo del uso al que estén destinados
y del periodo en que hayan sido realizados. Los documentos más
antiguos, como los inventarios de Mesopotamia, describen interiores
decorados con telas de oro y muebles dorados. Algunos ejemplos
que se conservan del antiguo Egipto son muy elaborados y en su
origen estaban revestidos de metales preciosos, aunque también
se diseñaron muchas piezas sencillas. Sin embargo, los
estudios de mobiliario histórico se suelen centrar en las
piezas lujosas creadas para la realeza, la nobleza y la clase
alta, porque, en general, son las mejor conservadas.
El
mobiliario artístico, con sus diseños elaborados,
también revela mucho sobre la época en que se realizó,
porque refleja con claridad los cambios y la evolución
del gusto de la sociedad que los utilizó. En contraste,
los muebles más sencillos, realizados para el gran público,
tienden a ser puramente funcionales y, por tanto, más atemporales;
las mesas y sillas utilizadas por la clase trabajadora en el año
1800 a.C. son sorprendentemente similares a las mesas y sillas
utilizadas en algunas sociedades rurales en el año 1800
d.C. Las pinturas de género holandesas del siglo XVII y
las estadounidenses de principios del XIX representan interiores
rurales que, a menudo, son extraordinariamente parecidos.
HISTORIA DEL MOBILIARIO
Los
muebles han existido al menos desde el neolítico (7000
a.C.), aunque no se conserva ningún ejemplar. Sin embargo,
la historia del mobiliario comienza con las piezas más
antiguas que han llegado hasta nuestros días, que son las
de las IV y V Dinastías del antiguo Egipto (2680-2407 a.C.).
Mobiliario egipcio
El
clima seco de Egipto y sus elaborados ritos funerarios contribuyeron
a la conservación del mobiliario, que englobaba taburetes,
mesas, sillas y bancos. Las pinturas murales proporcionan una
idea del diseño y la utilización del mobiliario
en la vida de la aristocracia egipcia. Los métodos utilizados
en el antiguo Egipto se siguen utilizando hoy tanto en el diseño
como en la construcción. En los muebles de mayor tamaño,
especialmente en las piezas para sentarse y en las mesas, el típico
montaje de caja y espiga del antiguo Egipto se sigue utilizando
hoy día, aunque la espiga se suele reemplazar por una clavija
para montar los muebles con más rapidez. En esa época,
los cofres y arcones más delicados se fabricaron con cola
de milano, una técnica que todavía persiste. Un
taburete egipcio ilustrado en un panel de madera (c. 2800 a.C.,
Museo de El Cairo) de la tumba de Hesire, tiene unas patas de
animal a manera de soporte y no se diferencia mucho de una silla
(c. 1325 a.C., Museo de El Cairo) encontrada en la tumba de Tut
Anj Amón.
Se
han reconstruido una silla, una mesa, un banco y un dosel a partir
de los restos de su revestimiento dorado original encontrados
en la tumba de la reina Heteferes de la IV Dinastía (c.
2600 a.C.) en Gaza. La silla tiene patas de animal, un sólido
respaldo y reposabrazos de paneles calados con dibujos en forma
de papiro. La cama, más alta en la parte superior, tiene
cabecera y pie de cama. La decoración en relieve de algunos
muebles muestra símbolos de dioses y escenas religiosas.
El diseño de otras mesas y taburetes que se han conservado
es más sencillo, con patas lisas, pero muy bellamente trabajadas.
Se puede deducir que los ornamentos se aplicaron originalmente
en forma de revestimientos metálicos estampados; sin embargo,
las pinturas murales ilustran sencillas piezas tapizadas.
Los
ejemplos y las ilustraciones existentes sugieren que la decoración
era muy variada. Se aplicaban láminas de oro a las patas
de las sillas y mesas, y se utilizaban taraceas o incrustaciones
de marfil y de otros materiales en los paneles de los arcones
y en otras superficies. La utilización de elementos formales
como patas antropomorfas y muebles para guardar objetos que imitaban
edificios en miniatura, fue muy popular en el antiguo Egipto y
en las siguientes culturas.
Mobiliario de Mesopotamia
Aunque
no se conserva prácticamente ningún ejemplo del
mobiliario de Mesopotamia, es posible hacerse una idea del aspecto
de mesas, taburetes y tronos gracias a las representaciones plasmadas
en los relieves y taraceas del periodo comprendido entre el 3500
y el 800 a.C. Un estandarte sumerio —consistente en una
caja sobre una pértiga (c. 3500-3200 a.C., Museo de Irak,
Bagdad)— muestra incrustaciones de conchas que representan
sillas y tronos muy sencillos. Por el contrario, un arpa sumeria
(c. 2695 a.C., Museo de la Universidad de Pensilvania, Filadelfia)
presenta taraceas muy elaboradas y coloristas, así como
una cabeza de toro tallada en el remate y cubierta con láminas
de oro. Una estela realizada hacia el año 2300 a.C. representa
un trono sin respaldo que parece haber sido elegantemente tapizado,
pero con patas rectas y sencillas. El mobiliario que se puede
ver en un relieve (siglo IX a.C., Museo Británico, Londres)
de Assurnasirpal II y su reina es más elaborado, con mesas
y tronos apoyados en patas con formas de animales y trompetas,
adornados con relieves.
Mobiliario de Creta y Micenas
Los
muebles que se conservan de la civilización micénica
de Grecia continental y de la minoica de las islas del Egeo son
también muy escasos (véase Civilización del
Egeo). Las representaciones en relieve de los anillos minoicos
y de las pequeñas piezas de bronce y terracota proporcionan
la mayoría de los ejemplos. Una espléndida excepción
es el trono de yeso del salón del trono de Knósos
(c. 1600-1400 a.C.). Los ejemplos existentes —taburetes,
sillas, bancos y arcones— no sugieren que se utilizara una
decoración muy elaborada. No obstante, se han descubierto
un par de tablillas que hacen referencia a las taraceas y decoraciones
doradas del mobiliario, y existe también una pata de marfil
muy ornamentada.
Mobiliario griego
Muy
pocos muebles griegos han llegado hasta nuestros días,
por lo que se conocen mejor gracias a las pinturas y las esculturas.
Su aspecto puede reconstruirse a partir de detalles en jarrones
pintados, estelas funerarias (tumbas) y otras esculturas en relieve,
como las del friso del Partenón. También se conservan
un pequeño número de tronos de mármol y elementos
de madera aislados procedentes de distintas piezas griegas. Los
ejemplos disponibles sugieren que los diseñadores griegos
no siguieron las formas libres de las piezas egeas. La tendencia
a basar la ornamentación del mobiliario en decoraciones
arquitectónicas, así como la simetría y la
regularidad del diseño global parecen seguir el precedente
egipcio. No obstante, aunque se parecen, el kliné (cama)
griego es bastante diferente, en cuanto a funcionalidad, a su
equivalente egipcio; el griego se utilizaba para comer y descansar,
y disponía de una parte horizontal para reclinarse a la
altura de la mesa, en lugar de estar a la altura del suelo. El
apoyo para la cabeza era, por lo general, curvo y no se utilizaban
apoyos para los pies. Aunque las patas con formas de animales
se ven en alguna ocasión, eran más comunes con forma
de trompeta o de columna. Para sentarse se utilizaban diversos
tipos de taburetes. Al menos desde el siglo IV a.C. hasta la época
helenística se emplearon también taburetes plegables
con patas en forma de X y otros fijos con patas rectas.
Los
ejemplos funcionales y sencillos convivían con otros más
elaborados. La innovación más distintiva de los
diseñadores griegos fue la silla conocida como klismos,
que era ligera y con respaldo. Confortable y muy popular, se utilizó
principalmente en los periodos arcaico y clásico. El klismos
era básicamente liso, con patas curvadas hacia fuera desde
el asiento y un respaldo que consistía en un sencillo tablero
rectangular curvado desde los lados hacia el centro. Las mesas
representadas en las pinturas eran por lo general pequeñas;
parece ser que las rectangulares eran las más comunes.
Solían tener tres patas —en la mayoría de
los casos, sencillas y curvadas, pero a veces talladas con formas
de animales— que podían estar reforzadas con bastidores
cerca de la parte superior. Las referencias escritas y las ilustraciones
sugieren que las mesas típicas eran ligeras; se colocaban
en el comedor a la hora de comer y se retiraban después
para dejar un espacio destinado a distintas representaciones teatrales.
Las mesas redondas de origen griego surgieron en el periodo helenístico.
Los
arcones de la Grecia antigua variaban en tamaño, desde
los realizados a escala reducida a los que tenían tamaños
monumentales, y en diseño, pues había modelos que
tenían la parte superior plana, mientras que otros presentaban
estilos más arquitectónicos con cubiertas de gablete.
Se fabricaban de madera, bronce y marfil, con decoraciones arquitectónicas.
Las formas de los arcones son una constante a lo largo de la historia;
se descubrieron por primera vez en el antiguo Egipto y se convirtieron
en algo tradicional hasta los ejemplos más populares del
siglo XIX.
Mobiliario
romano
A primera vista, el diseño romano de muebles parece estar
basado en los prototipos griegos. En el siglo I de nuestra era,
el opulento diseño romano reflejaba una fuerte influencia
griega. Las ruinas de Pompeya y Herculano proporcionan una clara
documentación de la bella decoración doméstica
y muestran los lugares en que se ubicaba el mobiliario. Los frescos
de Pompeya ilustran la utilización de los muebles y sugieren
la existencia de una gran variedad. No se conoce de forma patente
el origen ni la fecha de los nuevos muebles para guardar cosas
que habían sido introducidos en la Grecia helenística,
como tampoco se puede confirmar la teoría de que los aparadores
fueran introducidos entonces. Los frescos romanos que muestran
este tipo de mobiliario pueden ser copias de pinturas griegas,
aunque se ha conservado un aparador de la casa de Lararium, en
Herculano.
Los
ejemplos existentes indican que en la época romana se utilizaba
más el bronce y el mármol para el mobiliario que
en la época griega; los diseños eran más
complejos, aunque utilizaban la misma ornamentación. Además
de las pequeñas mesas comunes en Grecia, se utilizaban
mesas rectangulares más grandes y otras redondas de diversos
tamaños. También se empezaron a crear diseños
más prácticos: mesas que se podían mover
y otras con bases plegables. En textos de la época romana
se habla de la riqueza de las taraceas y de elaborados trabajos
en marfil, bronce, mármol y madera y se conservan suficientes
fragmentos como para respaldar la precisión de las descripciones
más antiguas.
Mobiliario
bizantino y de la baja edad media
A
pesar de que se conservan muchas piezas de principios de la era
cristiana y del periodo bizantino, existen muy pocos indicios
de mobiliario tanto en Oriente como en Occidente. El arte bizantino
ha sido muy admirado; la riqueza de las iglesias imperiales en
Estambul, Turquía y en Ravena (Italia) indica que existió
un lujo paralelo en el mobiliario de los palacios de las familias
poderosas. Los mosaicos de Bizancio sugieren que, aunque la ornamentación
clásica podría haberse estilizado, todavía
se utilizaba entre el siglo V y el XI. Un monumento bizantino,
el trono del obispo Maximiliano (c. 550, Museo Episcopal, Ravena),
obra maestra de la escultura en relieve de marfil que cubre por
completo un marco de madera, fue diseñado para uso eclesiástico,
pero revela la rica y estilizada ornamentación del periodo
y da una idea de la manera en que se concebía el diseño
de mobiliario civil bizantino.
El
denominado trono de Dagoberto I (c. 600, Biblioteca Nacional,
París), un taburete plegable de bronce, tiene patas de
animales, semejantes a las de los muebles romanos, pero con una
forma más audaz. Manuscritos y algunos mosaicos datados
entre los siglos V y IX apoyan la teoría de que, aunque
se mantenía la influencia romana, los cambios en el gusto
inspiraron a los artesanos a dar a los detalles una forma más
abstracta y sencilla; así, los diseños planos reemplazaron
al altorrelieve de la época romana. El conservadurismo,
una tendencia clara en la ilustración de manuscritos de
la época, también se hacía evidente en el
mobiliario.
El
periodo comprendido entre el siglo XI y mediados del XII, que
estilísticamente se asocia al románico, se conoce
por la regeneración de la espiritualidad cristiana y por
el gran número de iglesias que se construyeron en Europa
occidental, pero prácticamente no se dispone de datos sobre
el mobiliario que, en general, era muy rudimentario. Las piezas
esenciales eran el arca o cofre y el banco de piedra o de madera.
Por lo que mejor se conoce el diseño de esta época
es por la variedad de representaciones de muebles en la escultura
francesa del siglo XII, en la que se utilizaron interpretaciones
esquemáticas y simplificadas de la ornamentación
grecorromana. Se conservan algunas sillas torneadas escandinavas
del siglo XII de inspiración románica. Arcones de
madera, realizados poco después, están tallados
con diseños geométricos que siguen el estilo románico.
Mobiliario
gótico
La
arquitectura gótica supuso la introducción de conceptos
de espacio nuevos gracias a la utilización de arcos apuntados,
arbotantes y otras innovaciones constructivas, pero el diseño
del siglo XII no estaba influido por el nuevo estilo. Las catedrales
eran manifestaciones de opulencia pero, para los interiores, los
ricos benefactores de la Iglesia parecían preferir mobiliario
de roble, funcional y sencillo, cubierto con tapicería.
Los elementos decorativos del gótico, en especial el arco
apuntado, no se aplicaron al diseño de muebles sino hasta
el siglo XV. Después, durante más de un siglo, se
tallaron tracerías y arcos en los paneles de las sillas,
arcones y mesas de todos los tamaños.
En
el siglo XV se introdujeron algunas formas nuevas. Una de ellas
fue un tipo de aparador con una pequeña zona para guardar
objetos, sostenido sobre unas patas altas; tenía un espacio
para colocar piezas encima de la parte cerrada, así como
un estante en la parte inferior. Las alacenas tenían dos
niveles cerrados con puertas para guardar objetos. Otro importante
mueble de almacenamiento era el armario, con puertas grandes que
cerraban un espacio de 1,5 a 2 metros. Junto con motivos arquitectónicos,
como arcos, columnas y diseños foliados, también
se utilizaban tallas decorativas basadas en textiles colgantes.
Hay que destacar también el escritorio, que por lo general
tenía forma de cofre, cuya parte superior servía
de pupitre. En cuanto a los asientos, los había de diferentes
tipos, el más extendido era el banco-arcón, que
además de asiento servía para guardar objetos. Los
sillones eran rígidos, lo cual se solventaba con el uso
de cojines. Las camas solían ser amplias y cubiertas por
un dosel que, en un principio, colgaba del techo. Las mesas eran
muy sencillas y con frecuencia consistían en simples tablas
encima de unos caballetes, lo que les confería gran movilidad.
El estilo gótico, en un principio un fenómeno característico
de la Europa del norte, siguió vigente en el diseño
de muebles hasta principios del siglo XVI.
Mobiliario
del renacimiento
Al
contrario de la espléndida técnica e inventiva de
la pintura, escultura y arquitectura de la Italia renacentista,
el diseño de mobiliario italiano en el siglo XV tendía
a ser sencillo y funcional.
Italia
La primera innovación del diseño de muebles del
renacimiento italiano fue el arcón decorado de manera muy
elaborada denominado cassone, con dorados, estucos y pinturas
basadas en prototipos clásicos. La forma del cassone estaba
en parte inspirada en los sarcófagos romanos; sin embargo,
los primeros ejemplares tenían escenas que ilustraban el
poema medieval Roman de la rose. Los interiores representados
en las pinturas del siglo XV, como los del cuadro Sueño
de santa Úrsula (1490, Academia de Venecia) de Vittore
Carpaccio y el Nacimiento de la Virgen (1485-1494, Santa Maria
Novella, Florencia) de Domenico Ghirlandaio, muestran la moderación
del diseño italiano de muebles a finales del siglo XV.
La
rica marquetería, la talla imaginativa y la utilización
de la madera de nogal en lugar de la de roble (que era el material
más utilizado en los primeros trabajos de este periodo)
caracterizaron los más llamativos esfuerzos del siglo XVI.
En este periodo se empezó a utilizar una mayor variedad
de formas, así como ornamentos más elaborados. Volvieron
a surgir sillas plegables con asientos de tapicería o cuero.
Se crearon sillas con laterales macizos, respaldos tallados y,
en lugar de patas, tablas también talladas. Comenzó
a extenderse el uso del armario.
Francia
En
el mobiliario francés del siglo XVI se utilizaba una decoración
más rica, que reflejaba la influencia renacentista, cuyas
innovaciones artísticas fueron llevadas a Francia por artistas
italianos que trabajaron en las cortes de Francisco I y de su
hijo Enrique II. Durante el reinado de este último, se
adaptaron los diseños del arquitecto Jacques Androuet du
Cerceau al mobiliario. Sus complejas yuxtaposiciones de motivos
clásicos se utilizaron para decorar los muebles según
el nuevo estilo renacentista. Hugues Sambin, un importante ebanista,
publicó un infolio con diseños que tuvo una gran
influencia y que mostraba trabajos con tallas muy elaboradas y
diseños ingeniosos. Algunos ejemplos revelan una comprensión
básica del nuevo clasicismo.
El
entusiasmo de los diseñadores del siglo XVI prolongó
este estilo hasta el siglo XVII. Las típicas mesas de patas
finas con forma de columnas y sillas con respaldos de tablero,
creadas entre 1560 y 1580, siguieron realizándose hasta
después de 1600. En las primeras décadas del siglo
XVII, los cambios en el diseño empezaron a ser muy sutiles.
Durante el reinado de Luis XIII (1610-1643) se copiaban los modelos
del siglo XVI, pero con más delicadeza, y se utilizaban
con frecuencia chapados de ébano y carey en lugar de tallados.
Inglaterra
El
diseño durante el renacimiento inglés fue más
sencillo que el francés. Los detalles eran menos elegantes,
la decoración de las partes torneadas más sencilla
y plana, y los motivos foliados más estilizados. El roble
fue la madera más utilizada durante el siglo XVI en Inglaterra.
Al igual que en Francia, el interés por el diseño
renacentista persistió hasta mediados del siglo XVII.
Holanda
Este
interés generalizado está documentado en varias
publicaciones del siglo XVII. Dos libros de diseño publicados
en Amsterdam por Jan Vredeman de Vries y Crispin van de Passe
tuvieron una gran influencia en la primera mitad del siglo XVII.
Los ebanistas holandeses hicieron muebles más parecidos
a los ingleses que a los franceses. Su conservadurismo permitió
que los diseños renacentistas siguieran siendo populares
hasta después de 1650. Un mueble holandés característico
es el armario con una cornisa sobresaliente y puertas decoradas
con molduras profundas, que siguieron fabricándolo durante
mucho tiempo en América los colonos holandeses. Su influencia,
probablemente a través de los libros de diseño,
puede apreciarse en otros mobiliarios del norte de Europa, aunque
cada zona desarrolló dibujos distintivos para las formas
básicas.
España
Las
influencias en España fueron más variadas. El diseño
estaba influido tanto por las nuevas ideas renacentistas como
por una larga tradición árabe. Aunque hacía
tiempo que España no tenía conexiones directas con
el islam, los delicados diseños en azulejos y cuero, y
las combinaciones de madera, metal y oro (o dorados), que siguieron
siendo populares durante los siglos XVI y XVII, corroboran la
continuación de la influencia árabe. Durante el
siglo XVI la contribución española al mobiliario
fue la creación de un tipo de mueble llamado bargueño
o arquimesa, compuesto por un arca de tapa frontal y numerosos
cajones, sostenido por un soporte.
Mobiliario chino de la dinastía Ming
El
siglo XVII fue un periodo de creciente cosmopolitismo. Las rutas
comerciales abiertas un siglo antes se convirtieron en fuentes
de nuevas ideas y materiales. Durante los siglos XVI y XVII, Occidente
descubrió el mobiliario chino que en la dinastía
Ming (1368-1644) fue cuando alcanzó su máximo esplendor.
Armarios altos, mesas, sillas y bancos elegantes con diseños
muy sutiles fueron elementos típicos de este periodo. Las
patas rectas de las mesas y sillas se remataban frecuentemente
en curva. Las escuadras y los bastidores utilizados para reforzar
los muebles tenían elementos decorativos especiales; estos
diseños eran sencillos, pero mostraban el modo en el que
los ebanistas entendían la belleza de la madera. La decoración
oriental se conocía bastante bien en el siglo XVII y tuvo
una importante influencia en el diseño occidental posterior.
Los chinos fueron expertos en el llamado arte de la laca, y en
la época Ming se fabricaban piezas de gran calidad. A partir
del siglo XVI los arcones laqueados tuvieron gran difusión
en Occidente; varios ejemplares tienen soportes dorados y se adaptaron
para satisfacer las necesidades occidentales.
Mobiliario barroco
El diseño barroco es más evidente en el mobiliario
de finales del siglo XVII, varias décadas después
de que los arquitectos barrocos italianos Gian Lorenzo Bernini
y Francesco Borromini introdujeran sus innovadores enfoques en
Roma. Durante la primera parte del siglo, el nuevo estilo tuvo
influencia en las superficies, pero no en las formas. Sin embargo,
en el último cuarto de siglo, se produjeron numerosas novedades.
Entre ellas, una mayor utilización de las cariátides
(figura femenina esculpida, empleada a manera de columna) como
soporte, junto con patas torneadas en espiral y volutas que eran
diferentes de los modelos del primer renacimiento.
A
finales del siglo XVII, se empezaron a utilizar frontales curvados
en piezas grandes, como armarios y cómodas con cajones,
que reflejaban la nueva arquitectura barroca. Destacan la fabricación
de escritorios de influencia italiana, los cabinets. En las sillas,
se pusieron de moda los tallados elaborados y los respaldos altos.
Tanto las piezas inglesas como las continentales se realizaban
con asientos y respaldos de rejilla como alternativa a la tapicería.
También se realizaron sencillas variaciones de estas sillas
con partes torneadas en lugar de talladas, pero se seguían
utilizando los respaldos altos.
Barroco francés
El
mobiliario más elegante y elaborado del barroco se realizó
para la corte de Luis XIV, en Francia. El excelente artesano André
Charles Boulle creó formas y detalles inusuales con taraceas
que combinaban metal (peltre, oro, bronce o plata), carey y ébano
en diseños que formaban yuxtaposiciones imaginativas de
motivos clásicos: parecía como si la inspiración
básica fueran antiguos frescos romanos. Las patas con forma
de columnas, ricamente adornadas, se utilizaron para sostener
mesas, sillas y arcones.
Mobiliario
rococó
El
estilo barroco perduró muchos años hasta que las
modas empezaron a cambiar, primero en París y después
en el resto del mundo occidental, hacia 1730. El estilo que tomó
su lugar fue el rococó, que perseguía una mayor
delicadeza en la escala de los objetos y una conexión más
íntima entre los muebles y las personas. Los ornamentos
arquitectónicos tenían menos importancia y los muebles
se construían según el gusto y comodidad de las
personas, no de las habitaciones.
Rococó francés
Los orígenes franceses tuvieron una gran importancia e
influencia y sus resultados fueron muy importantes. El rococó
comenzó durante el reinado de Luis XIV y floreció
en el de Luis XV. La versión francesa de este estilo abarcaba
ambiciosos diseños con gran variedad de materiales que
requerían una gran destreza para construirlos. Se caracterizaban
por formas complejas y sinuosas que se curvaban en todas direcciones.
Motivos imaginativos se incrustaban en capas chapadas que, a su
vez, estaban rodeadas de oro molido (bronce dorado) que resaltaba
las patas, orillas y frentes de los cajones de una sola pieza.
Las patas con forma de columnas fueron sustituidas por formas
de animales con una gran variedad de curvaturas.
Rococó
inglés
El rococó inglés fue mucho más sobrio. Las
incrustaciones se utilizaron muy poco debido a que los ebanistas
preferían usar madera fina de nogal y caoba, que se trabajaba
con mucha destreza, para sacar el máximo partido a las
vetas. Los diseñadores ingleses —y sus seguidores—
introdujeron las patas en forma de S con pies de garra y bola
para las sillas, mesas y cómodas. Este pie estaba inspirado
en la misma forma de los bronces chinos (pero que no se encontraba
en el mobiliario) y representa la popularización del diseño
oriental. Hacia el final del periodo rococó en Inglaterra,
el ebanista londinense Thomas Chippendale publicó un libro
de diseños, The Gentleman and Cabinet Maker’s Directory
(1754), en el que presentaba la interpretación inglesa
del estilo rococó. Fue el primero en categorizar las variedades
del rococó como francés, chino o gótico y
ofrecer ejemplos de cada una. Los innovadores diseños franceses
de la década de 1750 fueron traducidos por Chippendale
a diseños muy elaborados, sin utilizar oro molido ni taraceas
como hacían los franceses. El elemento del estilo rococó
más subrayado por Chippendale y por la mayoría de
los artesanos ingleses fue su aire de capricho, inspirado en los
diseños franceses por la utilización nueva de los
motivos clásicos. En su libro, se podían observar
diseños chinos y góticos como formas adicionales
para conseguir ese aire. Estos diseños eran más
fáciles de realizar que los que seguían las pautas
francesas.
Los
diseñadores ingleses de este periodo (entre 1740 y 1760)
solían trabajar a pequeña escala; algunos eligieron
continuar con los diseños clásicos y otro grupo
más numeroso se decantó por un estilo arquitectónico
denominado palladiano; estos artesanos modificaron los diseños
renacentistas del arquitecto italiano del siglo XVI Andrea Palladio
para que se adecuara al gusto del siglo XVIII. Eran muebles bastante
voluminosos, con profusión de frontones, cornisas, hojas
de acanto y guirnaldas. El ebanista londinense William Vile, que
trabajó para la corona en las décadas de 1750 y
1760, combinó el mobiliario clásico con otro de
estilo rococó.
Los
diseñadores de sillas ingleses y estadounidenses son la
excepción a la regla de la continuación del énfasis
clásico. Los artesanos más populares de Londres
diseñaron elegantes sillones con respaldos de madera, una
forma básica diferente de las sillas con respaldos tapizados
más comunes en Europa continental. Al principio, los respaldos
se realizaron con listones macizos como soporte central, enmarcados
por barrotes y rejillas curvados en una adaptación libre
de las sillas chinas. Posteriormente, el marco adoptó forma
de yugo y los listones centrales dejaron de ser macizos y se perforaron
para representar mejor el espíritu rococó.
Los
diseñadores ingleses de mobiliario conocían muy
bien las maderas. En el continente, los ebanistas estaban más
preocupados por crear fantasías rococó, utilizando
pintura cuando las taraceas y el oro molido resultaban demasiado
caros. Los ebanistas italianos, alemanes, escandinavos y franceses
continuaron con el estilo continental del diseño rococó.
Mobiliario neoclásico
El
neoclasicismo surgió como reacción a los excesos
del arte rococó y como vuelta al orden clásico,
comenzando en el momento en que el rococó disfrutaba de
su máximo esplendor. Los diseñadores que lo iniciaron
abogaban por el retorno a las fuentes clásicas griegas
y romanas en lugar de las fuentes renacentistas. Sin embargo,
para adaptarse al gusto del siglo XVIII interpretaron los modelos
clásicos con una delicadeza que supuso un gran contraste
con el elaborado estilo rococó.
La
cuestión sobre quién fue el impulsor de esta revolución
en el diseño es controvertida. Robert Adam, el arquitecto
inglés, introdujo el primero de sus diseños neoclásicos
antes de 1760. Sin embargo, en París un importante coleccionista,
La Live de Lully, había amueblado una habitación
à la grecque, o en estilo neoclásico, más
o menos en la misma época. Artistas ingleses, franceses
y de otras nacionalidades empezaron a estudiar las ruinas de Roma
y Atenas y descubrieron el papel de la historia en el estudio
del diseño. El neoclasicismo fue el primer esfuerzo consciente
de revivir un estilo de una forma coherente, en lugar de usar
elementos de una corriente anterior como inspiración para
diseños nuevos. Los primeros intentos no resultaron ser
tan clásicos como creían los diseñadores
que los llevaron a cabo, pero la transición a un historicismo
más puro se produjo en un periodo relativamente corto.
Neoclasicismo francés
En
Francia, la primera fase del neoclasicismo se denominó
estilo Luis XVI, a pesar de que su reinado empezó en 1774
y los primeros ejemplares neoclásicos surgieron antes de
esa fecha. El clasicismo de este estilo se manifestó dentro
de un completo vocabulario de motivos derivados de fuentes grecorromanas,
si bien las formas globales también reflejaban el nuevo
estilo. Las formas de los muebles eran simples y geométricas;
diseños rectangulares, circulares y ovales descansaban
sobre patas rectas que se estrechaban y que tenían una
sección cuadrada o redonda. Guirnaldas de flores o paños,
motivos arquitectónicos como medallones, dentículos,
molduras dóricas, jónicas y corintias y otros detalles
parecidos se utilizaron como ornamentos en las piezas neoclásicas.
Las maderas exóticas son muy utilizadas en este periodo
en especial, la caoba, el ébano o el palo de rosa.
Neoclasicismo inglés
En
Inglaterra se hizo popular el mobiliario pintado y se reavivó
el interés por la decoración incrustada, que casi
había desaparecido en el periodo rococó. El estilo
neoclásico se fue extendiendo y se publicaron libros con
sugerencias sobre nuevos diseños, formas y decoraciones
de muebles. El libro de George Hepplewhite, Guía para ebanistas
y tapiceros, publicado de forma póstuma en 1788, adaptaba
algunos diseños tradicionales ingleses y franceses a las
necesidades de los ebanistas que realizaban muebles neoclásicos.
El aspecto más conocido del trabajo de Hepplewhite es su
diseño de sillas con la parte posterior tapada, pero el
estilo Hepplewhite era mucho más amplio. El diseño
popular neoclásico en Inglaterra por lo general se considera
normalmente inspirado en Hepplewhite o en Thomas Sheraton, cuyo
primer libro, The Cabinet-Maker and Upholsterer’s Drawing-Book
(Manual de dibujo para ebanistas y tapiceros), apareció
parcialmente en 1791. La obra completa de Sheraton, publicada
en 1803, mostraba diseños más clásicos, pero
los más populares fueron los de sus sillas con respaldos
cuadrados que aparecieron en su primer libro.
Mobiliario
de estilo imperio
La utilización de diseños inspirados en hallazgos
arqueológicos aumentó en la última parte
del siglo XVIII e influyó en el mobiliario realizado en
Gran Bretaña y en el continente europeo. Este nuevo auge
marca la segunda fase del neoclasicismo, denominada estilo imperio
porque se identificó con las actividades imperiales de
Napoleón I. Aunque la tendencia hacia el diseño
de mobiliario basado en el estilo de la antigua Roma había
empezado antes de la Revolución Francesa, los diseñadores
de Napoleón, Charles Percier y Pierre François Léonard
Fontaine, fueron los más innovadores. La publicación
de bocetos inspirados en estos diseñadores en el Journal
des Modes de Pierre de La Mésangère (Revista de
moda de Pierre de La Mésangère) a partir de 1796
ayudó a internacionalizar este estilo. El mobiliario ilustrado
en esa publicación inspiró a la revista londinense
de Rudolph Ackermann, Repository of Arts, Literature, and Fashions
(Compendio de arte, literatura y moda), que empezó a publicarse
en 1809. Otras publicaciones en alemán difundieron diversas
versiones del estilo imperio en Europa.
En
cada país, el estilo neoclásico fue interpretado
con ligeras diferencias. En Inglaterra, donde se le llamó
estilo regency, el arquitecto del príncipe de Gales de
la década de 1780, Henry Holland, diseñó
mobiliario siguiendo este estilo para las residencias reales y
para las principales casas de campo. En Household Furniture and
Interior Decoration (Mobiliario doméstico y decoración
interior, 1807), Thomas Hope, coleccionista, experto en artes
decorativas y gran entusiasta del arte clásico, describió
su concepto del estilo clásico, en el que las influencias
griegas y egipcias eran muy importantes.
El
estilo imperio se convirtió en un estilo internacional,
con interpretaciones escandinavas, alemanas, italianas, rusas
y americanas. El concepto básico era el mismo: prototipos
antiguos adaptados al gusto del siglo XIX. El cambio más
importante, además del aumento de la influencia arqueológica,
fue la escala. Los diseñadores intentaban volver a conseguir
el sentido de monumentalidad y grandeza del que habían
carecido desde principios del siglo XVIII. En las zonas de habla
alemana, el neoclasicismo evolucionó hacia el estilo Biedermeier
(nombre de un personaje que nunca existió). Esta denominación
se aplicó cuando el estilo estaba pasando de moda, hacia
1850. Se caracterizaba sobre todo por la simplicidad de sus líneas,
por ser cómodos y robustos, libres de pomposos motivos
ornamentales. Cualquiera que fuese su denominación, el
estilo imperio duró muchos años; empezó antes
de 1800 y no desapareció sino hasta mediados del siglo
XIX. Un prominente diseñador de este estilo en Estados
Unidos fue el ebanista de Nueva York, Duncan Phyfe, que empezó
sus trabajos en la década de 1790 y mantuvo su taller hasta
1847. Sus producciones englobaban una gran variedad de diseños
neoclásicos, aunque es más conocido por su trabajo
realizado entre 1800 y 1820, en el que integraba proporciones
ligeras y exactos detalles arqueológicos.
Eclecticismo
Al
mismo tiempo que los estilos neoclásicos de la primera
mitad del siglo XIX reaparecieron otros estilos.
Neogótico
El gótico, que Chippendale había utilizado como
fuente de motivos ornamentales, también despertó
el interés de Sheraton y de algunos diseñadores
posteriores. Hacia 1830, el interés por el gótico
era más profundo. Este estilo fue admirado por algunos
como una reacción contra el clasicismo, mientras que otros
lo consideraron un estilo cristiano, preferible a los inspirados
en el paganismo. Por una parte, el entusiasmo romántico
favoreció los diseños basados en las ruinas medievales
y la asimetría; por otra, existía un fuerte deseo
de diseños inspirados por la fe religiosa. Augustus Charles
Pugin y su hijo Augustus Welby Northmore desarrollaron el estilo
neogótico, que implicaba la utilización de ornamentos
arquitectónicos góticos sobre formas del siglo XIX.
Neorrococó
Un
enfoque diferente por completo fue el utilizado por los diseñadores
que lucharon por una vuelta a la elegancia. A partir de la década
de 1820, el estilo rococó del siglo XVIII fue la inspiración
para una reinterpretación del mismo en París.
Neorrenacimiento
En la década de 1860, el rococó perdió fuerza
y se puso de moda el estilo renacentista. El renacimiento se definía
de una forma muy vaga y su resurgimiento suponía también
la aparición de motivos neoclásicos y otros basados
en modelos renacentistas franceses. Algunos diseñadores
rescataron diseños de estilo Luis XVI, pero en general
el nuevo estilo se caracterizaba por formas largas y rectas decoradas
con taraceas, bajos relieves y motivos lineales tallados.
La revolución contra la fabricación en serie
Para
reproducir los muebles de estilos históricos, los fabricantes
del siglo XIX utilizaron varios métodos: chapados que cubrían
maderas baratas, tallados y taraceas que embellecían muebles
de estilo de bajo precio y construidos con poco cuidado.
Movimiento
Arts & Crafts
Como reacción a la supresión de originalidad y a
la degradación de la calidad que la producción en
masa provocó, el poeta y diseñador inglés
William Morris creó el movimiento Arts & Crafts, en
1861. Junto con sus asociados, el arquitecto Philip Webb y los
pintores prerrafaelistas Ford Madox Brown y Edward Burne-Jones,
Morris buscaba un retorno a las tradiciones artesanales de la
edad media. El grupo produjo diseños para todas las ramas
de las artes decorativas con la intención de elevarlas
al nivel de las bellas artes. Sus productos, incluido el mobiliario,
resultaron admirables por su belleza y excelente artesanía
y no tardaron en ser imitados. En la década de 1890, el
movimiento se había extendido al continente europeo y a
América del Norte. La influencia de Morris y de sus seguidores
fue enorme; sus diseños eran a menudo considerados la fuente
del diseño de mobiliario moderno. Sus ideas fueron expresadas
en lenguaje popular por el arquitecto y escritor inglés
Charles Eastlake en su libro Consejos sobre el gusto doméstico
en mobiliario, tapicería y otros detalles (1868). Eastlake
abogaba por un retorno a diseños simples y lineales inspirado
en los trabajos rurales, realizados en roble y en maderas de árboles
frutales. En Estados Unidos, donde el libro de Eastlake se convirtió
en un clásico de la decoración, la simplicidad se
ha realzado muchas veces con adiciones lujosas como madera de
ébano, dorados y taraceas.
Mobiliario Art Nouveau
El Art Nouveau es un estilo directamente derivado del movimiento
Arts & Crafts que floreció entre la década de
1890 y 1910, y que afectó tanto al arte como al diseño.
Es un estilo orgánico derivado de formas naturales que
transmite una sensación de movimiento, ejemplificado por
la curva de ‘latigazo’, que se encuentra en muchos
trabajos de este estilo. En el mobiliario, sus primeros exponentes
fueron los arquitectos belgas Henri van de Velde y Victor Horta,
quienes amueblaron los interiores de sus edificios para completar
las formas sinuosas de los decorados arquitectónicos. En
Francia, el arquitecto Hector Guimard, creador de las elegantes
estaciones del metro de París en 1900, diseñó
muebles igualmente asimétricos y con una gran diversidad
de formas talladas. El notable vidriero Émile Gallé
también diseñó algunos de los muebles Art
Nouveau más llamativos, en los que predominaban motivos
vegetales y florales. Louis Majorelle creó lujosos muebles
inspirados asimismo en formas naturales y después de la
I Guerra Mundial se convirtió en un prestigioso diseñador
siguiendo el estilo del Art Déco. El arquitecto y diseñador
escocés Charles Rennie Mackintosh creó, en su forma
exclusiva de interpretar el Art Nouveau, hermosas piezas de mobiliario.
Elementos típicos son las maderas de roble pintadas de
blanco con elegantes taraceas, los montajes de metal y las vidrieras
con formas vegetales abstractas y curvilíneas. En España
el Art Nouveau es conocido como modernismo. Destaca el arquitecto
Antoni Gaudí que diseñó algunos muebles,
fundamentalmente sillas, en los que se manifiesta su afán
por llevar el diseño a todos los terrenos. Su compatriota
Rafael Massó, creó unos muebles inspirados en las
innovaciones de Mackintosh, de sobria y áspera belleza.
Mobiliario del siglo XX
La
revolución en las artes, que también afectó
al diseño de muebles, marcó el paso de siglo. En
un lugar destacado entre los máximos representantes de
esta revolución artística se encuentra el arquitecto
y diseñador austriaco Josef Hoffmann que, junto a otros
artistas, fundó el estilo Sezession en Viena, en 1897,
y el Wiener Wekstätte (Taller de Viena) en 1903. El Wekstätte
realizó, entre otros tipos de artes decorativas, mobiliario
de formas cúbicas que contrastaban de modo radical con
la obsesión por las formas curvilíneas del Art Nouveau.
Estos muebles tenían reminiscencias de los sobrios diseños
de Mackintosh, que eran muy admirados por el grupo; el ángulo
recto se utilizaba de forma constante y los detalles eran austeros.
El estilo Sezession fue el precursor de dos importantes corrientes
del siglo XX: la Bauhaus alemana y el Art Déco francés.
Mobiliario Bauhaus
El estilo Bauhaus, fundado en Weimar, Alemania (1919), por el
arquitecto Walter Gropius, fue una escuela de arte y arquitectura
global que llegó a ser una de las más influyentes
en el desarrollo del arte del siglo XX. El mobiliario clásico
contemporáneo, que todavía se sigue fabricando,
fue diseñado por sus más renombrados arquitectos,
Marcel Breuer y Ludwig Mies van der Rohe. Breuer diseñó
su sillón Wassily de tubo de acero cromado y lona en 1925,
y su copiada silla en voladizo de tubo con asiento y respaldo
de mimbre enmarcados en madera en 1928. Mies diseñó
su famosa silla Barcelona, una obra maestra formada por dos elegantes
marcos curvados en forma de X, de tiras de acero cromadas que
soporta cojines de cuero, en 1929. El objetivo de ambos arquitectos
era concebir muebles estéticamente agradables para la producción
en serie.
Mobiliario escandinavo
Algunos de los muebles contemporáneos más admirados
se crearon en Escandinavia. El arquitecto finlandés Alvar
Aalto y el diseñador danés Arne Jacobsen crearon
muebles de madera laminada de exquisitas proporciones y eminentemente
prácticos para la fabricación en serie.
Mobiliario
Art Déco
El Art Déco surgió en la primera década del
siglo XX, aunque su nombre proviene de la Exposición de
Artes Decorativas de París en 1925, especialmente a partir
de las formas geométricas nítidamente definidas
del estilo Sezession. El interés de la Bauhaus por la utilización
de nuevos materiales también tuvo su influencia. El estilo
perduró hasta 1939 y experimentó un resurgimiento
e incluso imitación en las décadas de 1970 y 1980.
Los más destacados diseñadores de Art Déco
fueron franceses: Louis Majorelle, André Groult, Pierre
Chareau y Jacques Émile Ruhlmann. Sus piezas tienen una
estilizada riqueza basada tanto en la extraordinaria manufactura
—maderas raras con acabados brillantes y taraceas de materiales
exóticos, como marfil, en diseños abstractos y angulares—
como en las audaces formas geométricas. Sin embargo, el
estilo se devaluó con mucha rapidez debido a versiones
de baja calidad, a la que daba lugar la producción en serie.
El
arquitecto Frank Lloyd Wright también diseñó
muebles, con un diseño totalmente subordinado al diseño
del edificio. Favoreció el mobiliario empotrado que pasaba
a formar parte de la arquitectura.
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